Exposición de la obra del maestro Enrique Guillén Sánez. Trabajos al óleo sobre bastidor, presentados con gran talento y colorido. Su obra parte del cuestionamiento sobre la condición humana y la observación de la naturaleza. Interesado en la noción del espacio y la idea del movimiento en la pintura trabaja la figuración desde una perspectiva influenciada por el dinamismo del expresionismo abstracto y el equilibrio de la pintura Zen. Lo social es el eje central de su producción abordando temas como la migración, la pobreza, conflictos armados y lo cotidiano de la vida en la sociedad actual. Con ello busca reflexionar sobre el curso de la humanidad y las consecuencias de sus actos manteniéndose al margen de las cuestiones morales. Es licenciado en artes visuales por la Universidad de Guadalajara en 2015, pero debe su educación pictórica a los Maestros José Ignacio Maldonado y Margarette Dawit, quienes lo tomaron bajo su tutela en San Miguel de Allende, Guanajuato entre los años 2001-2003.Durante mucho tiempo, desde el inicio de mi formación hasta hace apenas pocos años, procuré mantenerme dentro de los límites de “la realidad”. Nada que no fuera creíble en pintura me interesaba. El contacto con la literatura me ayudó a ir soltando los nudos que me amarraban a ese mundo sólido y pesado en el que me hallaba atrapado. No puedo, ni quiero, negar mi gusto por la pintura que nace de la observación profunda de la “realidad sólida” pues me ha ayudado a entender la forma, el espacio y la materia, de ahí mi gusto por el bodegón y el paisaje del natural. No obstante, en esta ocasión me permití jugar un poco con la imaginación para construir historias y reconstruir recuerdos de manera más desenfadada librándome del peso formal de la “pintura seria” al incluir mucho dibujo y colores que antes no me hubiera permitido. Quise acompañar la muestra con los bocetos, las pruebas de color y notas de varias pinturas para compartir parte del proceso de trabajo y mostrar la importancia que tiene el dibujo en mi pintura, por ser la herramienta primordial con la que aterrizo ideas, con la que puedo cambiar el mundo mental, descomponerlo y volverlo a armar mientras lo voy comprendiendo. Dibujar es pensar, es un lenguaje que no contiene palabras, sino tejidos de líneas y manchas: urdimbres de grafito conteniendo el mundo. Las piezas que están por ver se nutren de dos fuentes: la literatura, por un lado y la problemática social, por el otro. No es mi causa hablar de hechos sociales específicos, sino que los uso para plantearme cuestiones de la existencia más relacionadas con el sentir humano. Problemas como la desaparición forzada, la migración, la pobreza y la niñez son abordados con la intención de servir como recordatorio de que existen temas que no debemos dejar en el olvido. La veracidad de estas historias radica en que su recuerdo despierta en mí sensaciones que traté de abordar pictóricamente. Lo importante está ahí, en la sensación que pudieran despertar, no en la fidelidad de los hechos o en la perfecta descripción de las formas. Enrique Guillén Sáenz. San Miguel de Allende, Gto., 2024